Joan_Torres
Historia del Glacier Express
No hay duda de que el Glacier Express es uno de los trenes más famosos del mundo. Su trayecto está entre los preferidos por muchos de las personas que visitan Suiza, ya que la espectacularidad de los paisajes, así como la belleza las montañas por los que se abre paso hacen de él una experiencia única.
Lo que quizá no sea tan conocida es la historia del Glacier Express y de la gran obra de ingeniería que culminaría con el primer viaje a bordo de él.
Los inicios del Glacier Express
Todo comenzó a raíz de una apuesta entre el famoso hotelero Johannes Badrutt, harto de ver cómo marchaban sus clientes al final del verano, sin conocer la extraordinaria belleza de St. Moritz durante los meses de invierno. Se apostó con cuatro de sus invitados que si regresaban durante la Navidad y no quedaban cautivados por la belleza de este enclave alpino y de las buenas condiciones climatológicas, incluso en invierno, se haría cargo de todos los gastos de alojamiento y de transporte.
Se dice que en St Moritz el sol luce durante 322 días al año. Este hecho, y la fama que le dio esta apuesta, hizo que durante el primer cuarto del siglo XX se produjera un importante crecimiento del número de personas que visitaban los cantones de Valais y Graubünden.
Todo ello motivaría la construcción de un tren de montaña de vía estrecha, el cual comenzaría a operar en su primer tramo en 1914. La compañía francesa encargada de su construcción seguiría en 1923 con el tramo entre Furka y Oberalp, una vez terminada la I Guerra Mundial. Fruto de esta línea y tras la fusión de varias compañías, nacería el Glacier Express, siendo el primer ferrocarril en lograr la proeza de unir las localidades de Zermatt y Saint Moritz. El nombre se lo pusieron en honor del famoso glaciar Rhone un enclave muy visitado por la fácil accesibilidad para todo tipo de personas.
En aquella época se dotó a los vagones de pasajeros de todo tipo de comodidades, con asientos de 1ª, 2ª y 3ª clase, además de un lujoso restaurante para la nobleza y la alta burguesía que, cada vez con más frecuencia, visitaban esta zona de los Alpes suizos.
La construcción del Glacier Express
Las opciones que manejaron los primeros ingenieros eran realmente descorazonadoras. Todas ellas hacían pensar que era del todo inviable llevar a cabo la empresa de atravesar las cadenas montañosas que separan St Moritz de Zermatt para instalar una línea ferroviaria. La solución finalmente adoptada obligaba a plantear técnicas y sistemas de construcción totalmente nuevos e innovadores.
Finalmente se iniciarían los trabajos en septiembre de 1898, en el tramo entre St. Moritz y Thusis, a través de peligrosas laderas y barrancos. Se tuvieron que construir 39 túneles y 55 puentes, y acometer obras descomunales como fueron la construcción del túnel de Albula, el cual exigió unas condiciones de trabajo durísimas por la falta de condiciones adecuadas de ventilación, por las altas temperaturas durante los meses de verano, y por la necesidad de realizar trabajos de conducción de las aguas gélidas del interior de la montaña.
Todos estos esfuerzos fueron recompensados finalmente con el primer viaje del nuevo ferrocarril fue el 25 de junio de 1930, un momento histórico que tuvo una difusión a nivel mundial, y logrando poner a St Moritz entre los lugares turísticos más visitados del mundo.
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